Cuando se está produciendo una obra o un evento temporal, es necesario regular el tráfico de gente para evitar que estas personas sufran algún daño.
En el caso particular de la obra, el tránsito por la zona en cuestión puede ser peligroso si no llevas casco, debido a que se utilizan máquinas pesadas y se transportan objetos de un gran tamaño que podrían causarte lesiones según la parte de tu cuerpo que se viese afectada al entrar en contacto con ellos.
Por otro lado, en el caso de los eventos, estos pueden generar una gran expectación y, como consecuencia, provocar que cientos o miles de personas se desplacen a un lugar no preparado para albergar a un alto número de personas. Una de las mejores formas para evitar que las personas circulen sin ningún control es emplear vallas, puesto que sirven para organizar y proporcionar seguridad. En LA VALLA podemos instalar cualquier tipo de valla temporal que puedas necesitar en obras o eventos.
Vallas de obra, ¡a prueba de jubilados!
Las vallas de obra son aquellas vallas cuya finalidad es la de delimitar los espacios que están en construcción o reforma. Precisamente, por este motivo, las vallas de obra son resistentes e impenetrables (puesto que la visibilidad no es algo importante en este caso).
De entre todas las posibilidades, la mejores para estos casos son las vallas metálicas, compuestas como su nombre indica por elementos metálicos, así como por mallazos, chapas y tubulones de metal. En el momento de la instalación, para que estén firmen, a menudo se les suelen poner ladrillos de cemento como pies.
Además de la resistencia, otras grandes virtudes de las vallas de obra son que presentan una altura considerable, resultan fáciles de anidar las unas con las otras de manera duradera y permiten una ocultación también bastante sencilla, en el caso de que no se desee que lo que está en el interior pueda ser visto por todo el mundo.
Otro tipo de vallas de obra son las vallas amarillas, de las que seguro, nada más leer su nombre, ya te ha venido, al menos una imagen a la cabeza (atasco de por medio y lo sabes). Por si tu mente no ha caído, estas vallas son las típicas que llegan a la altura de la cintura, de forma rectangular y dotadas de dos patas.
Al igual que las metálicas, estas son fáciles de anidar las unas con la sotras, pero cuentan con el inconveniente de que son más fáciles de traspasar y tienen una estabilidad bastante baja. Debido a ello, están indicadas para obras de poca duración, como por ejemplo tapar un bache.
Vallas temporales, ¡para menos tiempo que las amarillas!
Si Mary Poppins llevase vallas en su bolso sin fondo, seguramente, serían vallas temporales. La razón es que son aquellas que se pueden transportar de un sitio a otro, que funcionan como separador en eventos, conciertos o acontecimientos deportivos puntuales.
Su instalación y peso son los ideales para este tipo de situaciones, puesto que lo primero no encierra una gran complicación y lo segundo está vinculado a lo ligeras que son. Todo ello hace que puedan ser redistribuidas según las circunstancias que puedan ir surgiendo durante el evento. Por ejemplo, como pesan poco, su localización se puede cambiar si, por el motivo que sea, una fila se va un poco de las manos o hay que cerrar al tráfico o paso ciertos lugares.
Fabricadas de polipropileno, el material responsable de su ligereza, pero también de una inestabilidad que las reduce a ser vallas temporales, se encadenan de forma rápida. Ejemplos de este tipo de vallas son la Valla Plast 1000, la Valla de fuelle o la barrera de plástico. Todas las podrás encontrar en LA VALLA.
¡Monta la fiesta o la obra que quieras!, nosotros te protegemos.
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